Bota, explota, rebota y cae en la sopa
tu desdicha ya dicha como
un
perro maltrato, cosido a
tiros, molido a palos.
No, no eres único, hay
tantos otros como tú
que te morirías de
espanto
si supieras el número.
Gente infravalorada,
pisada, arrasada
sus casas, sus
pertenencias ya olvidadas
asaltadas por el temor a
la nada.