Bota, explota, rebota y cae en la sopa
tu desdicha ya dicha como
un
perro maltrato, cosido a
tiros, molido a palos.
No, no eres único, hay
tantos otros como tú
que te morirías de
espanto
si supieras el número.
Gente infravalorada,
pisada, arrasada
sus casas, sus
pertenencias ya olvidadas
asaltadas por el temor a
la nada.
A la cima sólo llegan los
mejores,
no, no te preocupes,
nunca llegarás, no eres como ellos.
Te faltan cojones,
egoísmo a montones,
cara dura con la que
enfrentarte a la vida.
A tu vida, aquella en la
que en la que estás con tu familia,
en la que sólo pagas
cosas inútiles,
que no valen una mierda,
pero te hacen sentir
que estás más cerca de la
verja.
Aunque nunca la saltes,
nunca la alcances.
te morirás esforzándote
por un sueño que nunca
se realizará, al que
nunca llegarás.
porque la felicidad nunca
se alcanza, ni en
esta vida ni en ninguna.
Desengáñate, no vale la
pena, luchar para
nada, morir por nada,
tenerlo todo y aún así,
sentirse nada.
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