la gente,
los personajes que en esta ciudad habitan.
Alguien te apoya,
te anima,
sin conocerte de nada hace de salvavidas.
Todos somos forasteros en una tierra que fue imperio de muchos y ahora es
lengua de miles.
Costurero donde cada hilo se puede unir y formar
una única madeja.
Sólo uno mismo puede cuidar de sí.
No se requieren paliativos,
porque no hay nada más que lo que uno quiere
ni hay nadie más aparte de ti.
Distraigámonos pero no nos descentremos.
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