Tengo un oso, una piedra, un corazón y una flor. Pero creo
que nada es de verdad. Lo fueron en su momento, claro, eso no lo dudo, pero
creo que con el paso del tiempo han ido perdiendo valor. Las circunstancias han
hecho que poco a poco se hayan ido corrompiendo hasta quedar nada más que la
carcasa de lo que en su día fueron.
El oso fue indispensable en los primeros momentos. Hablaba
con él, me reía con él, nos pasábamos las noches tirados en la cama ... me hizo
bastante compañía y me dio apoyo y valor justo cuando lo necesitaba. He
intentado mantenerlo a mi lado, pero creo que me quería sólo para él y en este
momento no quiero algo tan egoísta a mi lado.
La piedra ... no tiene mucha cabeza, lo reconozco ...y no sé
hasta qué punto puede sentir algo. Es bonita, sí, pero creo que en el fondo, lo
que ha vivido y ha visto ha hecho que a día de hoy esté vacía. La encontré en el camino y sin
saber muy por qué seguí tropezándome con ella unas cuantas veces más.
Un pin, una camiseta, una tarta y un corazón. Eso es una
historia de amor fugaz y lo demás son tonterías. Sólo espero que lo que se ató
con un trozo de hilo tarde mucho en desatarse.