Diario de un fin de semana destroyer
Noche 1, Viernes:
Estoy cansada y también
algo ebria.
No sé lo que quiero,
ni para qué valgo.
Estoy desnuda. Estoy
muerta. Reventada.
A dormir que por hoy no
ha estado mal, ha sido suficiente.
¡Viva la escritura
automática!
El dejarse llevar, el
estar a tope y darlo todo siempre. Hagas lo que hagas, hazlo con el
corazón, la mente y el cuerpo en ello. Dejarse la piel y la vida,
una parte de ti en todo aquello que hagas, incluso más si lo haces
por otra persona. Dejar un buen recuerdo de ti (ojalá el mejor) en
quien conozcas y trate contigo, siempre siendo fiel a lo que tú
eres, a cómo uno es, a su esencia, procurar ser la mejor versión de
uno mismo siempre (por mi y por el resto); sin querer agradar a todo
el mundo. No hay que pretender gustar a nadie. No hay que buscar
nada, todo está en uno. Igual que no te interesan/agradan todas las
personas, no todo el mundo te tiene que querer. Cuanto más fuerzas
las cosas para que sucedan tal como quieres o como te gustaría que
ocurrieran menos te satisface el resultado. La gente es como es y las
cosas suceden tal y como tienen que ser. No controlamos nada, por
mucho que nos empeñemos.
El querer abarcarlo
todo, buscando la satisfacción plena de los deseos para
supuestamente poder ser felices sólo te conduce al estrés que
provoca no tener tiempo suficiente para hacer todo lo que nos
gustaría; a la soledad que trae consigo la búsqueda de la
perfección sustentada en el pleno control de lo ajeno; al
egocentrismo que produce preocuparse únicamente del bienestar
individual sin tan siquiera ocuparse de los que te rodean. En
definitiva, vivir más fuera (en lo material) que dentro (lo
transcendental), estar vendido a los miedos, abandonarse y vivir por
inercia sin intervenir en nada, sólo reaccionando a cómo vayan las
cosas.
Noche 2, Sábado:
Ayer medio borracha no
sabía lo que quería y me puse a divagar.
Hoy tampoco lo sé. No
sé en qué soy buena o en qué me gustaría serlo, qué se me da
bien,..., ni siquiera sé si valdré para algo.
¿Por qué y sobre todo
para qué estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿A dónde
quiero llegar? A qué me gustaría dedicarme, en qué quiero invertir
mi tiempo y esfuerzo. ¿Me tengo que reinventar y reciclarme en otra
cosa? Qué quiero probar.
Hacer algo que me llene
y me guste. Y si quiero dedicarme a ello (procurando que al menos me
de para comer) tendré que hacerlo lo mejor que pueda, formarme para
ello y buscarme la vida para conseguirlo. Darme la oportunidad de por
lo menos intentarlo. Y si no me puedo dedicar profesionalmente a ello
lo mantendré como hobby y le dedicaré siempre el tiempo que pueda.
Como la vida es un
continuo fluir debemos saber nadar (a favor es más fácil) para no
ahogarnos (habrá que quitarse los lastres) y hundirnos (liberarnos
de las ataduras). Adaptarnos a los tiempos que corren y los cambios
que estos conllevan. Bucear disfrutando del baño y de las criaturas
con las que nos crucemos. Mejor morir de curiosidad como el gato (que
se enriquece aprendiendo con cada vida que pierde) que vivir
paralizados por la inacción que tener una vida cómoda y aburrida.
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